sábado, 13 de marzo de 2010

En tiempos de Maricastaña

“Había una vez una princesa bellísima que comía sólo pétalos de rosa y bebía gotas de rocío. Un día, la bella princesa fue al jardín para recoger ciertas hierbas milagrosas que le harían aún más bella…”

Justo en tiempos de Maricastaña las hadas venían a visitar a las niñas y princesas con cierta frecuencia y la magia era algo corriente, por entonces las flores sabían hablar y había jovencitas que entendían el lenguaje de los animales, era un mundo más pequeño que el actual, terminaba en la valla del castillo, en el límite de la granja o sembrado del hogar.

Entonces no había cosméticos, y lo más parecido a ellos eran pomadas, o filtros de belleza preparados según indicaciones o fórmulas de algún alquimista o herborista que quería compartir sus descubrimientos.

En esos tiempos, las mujeres, iban a buscar entre las plantas del huerto y las flores del jardín, misteriosas hierbas y frutos con los que hacer jugos y decocciones para que su piel fuera más blanca, más bellos sus ojos, o sus cabellos.

Quedaron aquellas recetas y filtros para la posteridad porque se tomo nota de ellos en viejos pergaminos que hoy desempolvamos, ya que como todas las modas, ha vuelto la cosmética la mirada al pasado y se aprecia otra vez la fitoterapia. De entre todas las recetas del viejo pergamino, entresacamos unas muy sencillas, que si utilizamos nos dejaran sorprendidos por sus efectos.

LAS RECETAS

Para limpiar e hidratar la piel

Tomar una patata (no nueva) y cortarla por la mitad, pasarla repetidas veces por la cara y el cuello, después quitar cuidadosamente toda impureza. Al pasar unos minutos, se limpiará con agua fresca la cara y cuello y aplicaremos la crema habitual de día o noche, aunque es mejor realizar el tratamiento por la tarde.

Debe ser realizado el tratamiento de belleza durante 10 días consecutivos, veremos cuando transcurran que la piel está más fresca y transparente, ya que la patata actúa como un peeling haciendo caer todas las células muertas de la epidermis.

Para quitar pecas y otras impurezas

Se toman un puñado de semillas de hinojo y se reducen a polvo pasándolas por el molinillo eléctrico (yo uso un antiguo molinillo de café), también se puede intentar hacer “a la antigua” aplastándolas en el mortero. El polvo resultante se mezcla con cuidado con igual cantidad de harina de cebada y 2 claras de huevo batidas a punto de nieve, debe quedar mezclado como una pasta suave para extenderla luego sobre la cara y cuello, en una capa homogénea de 2 milímetros de espesor.

La mascarilla se mantiene en cara y cuello durante 20 minutos, luego se quita con agua templada y se suaviza la piel con un poco de crema nutritiva que no sea grasa.

El tratamiento debe repetirse cada 5 días hasta que desaparezcan completamente las pecas y otras manchas del sol o de la edad.

Para limpiar a fondo la piel

Una vez en semana deberíamos hacernos una limpieza con vahos aromáticos, se pone agua a hervir con un puñado de hierbas aromáticas: salvia, romero, tomillo, menta, etc…, se dejan en infusión 10 minutos, y se expone la cara y cuello al benéfico vapor de la olla caliente.

Los poros se dilatan y los aceites olorosos contenidos en las hierbas pentran profundamente en la piel que queda muy limpia de impurezas.

Para completar el tratamiento, después de la “minisauna” debemos darnos un suave masaje, sobre todo por las zonas que rodean los ojos y el cuello, usando aceite de romero, aunque no más de 1 vez a la semana.

ACEITE DE ROMERO: Se prepara dejando a remojo 2 ramitas de este perfumado arbusto en un tarro de aceite de almendras, éste aceite lo podemos también utilizar para suavizar las manos y los codos

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