domingo, 28 de marzo de 2010

Existe un proverbio: “la bondad es como el perejil y no cansa nunca”

“Una parra retorcida rodeaba la entrada. Perejil y lirios crecían en abundancia en una pradera cercana, regada por cuatro arroyuelos de agua clara. Allí la bella Calipso dio la bienvenida a Odiseo…” (Ulises en la Isla de Ogigia –“La Odisea”- Homero)

¿Tienen razón las sentencias populares?, si es así, ¿qué ha podido dar tanta popularidad al perejil, una planta que culinariamente se usa en tantos países y en gran variedad de platos?

Tradicionalmente eran muy pocas las comidas que no contaban con la aromática hierba, “Petroselinum hortense” (nombre científico del perejil), y era la protagonista absoluta de varios tipos de sopa y salsas. Su nombre proviene del griego “petrol”, que significa piedra, es originario de la isla de Cerdeña desde donde se extendió por todo el Mediterráneo.

Nuestros antepasados más recientes no contaban con los actuales sistemas de cultivo y conservación que permiten comer casi cualquier cosa independientemente de la temporada en la que estemos, antes, la comida del hogar, dependía de la temporada del año en la que se encontraran y de lo cultivado en sus lugares geográficos, así el perejil sólo se encontraba seco y conservado en aceite, fuera de la temporada de verano, que es cuando se producía en los huertos.

Un uso muy antiguo

¿Por qué era tan valioso?, no depende de su sabor, sino de sus valiosas propiedades benéficas, tiene un uso además de culinario, curativo, para los griegos significaba alegría y nacimiento, colocaban ramos de perejil en las tumbas para honrar a sus difuntos, en la “Iliada”, de Homero, hay referencias a la planta, Calipso, lo empleó para seducir a Ulises y retenerlo en su isla, los gladiadores romanos empleaban la planta para ganar en fortaleza antes de los combates, el famoso Dioscórides lo alababa por su valor diurético y propiedades favorables para la menstruación, en España reemplazó al cilandro en la elaboración de muchos platos tradicionales; ya en la Edad Media, se aconsejaba su consumo para casos de afecciones renales y curar llagas y quemaduras, y se comentaban sus poderes mágicos, e incluso, Carlomagno, en un edicto, exhortaba a los ciudadanos a cultivar esta planta en sus huertos o jardines.

Si observamos el perejil desde el punto de vista científico descubrimos que en su composición hay una considerable cantidad de vitaminas C y A, muy apropiadas para la vista, y también contiene apiol, que es un reductor de fiebre eficaz.

Un tratamiento

Se pueden, entre otros usos, utilizar las hojitas del perejil para aliviar los ojos cansados y enrojecidos, y eliminar las poco estéticas bolsas de los ojos. También es útil incluso para casos de catarro de ojos y cataratas.

LA RECETA

Tomar un manojo de hojas frescas de perejil, lavarlas bien y secarlas con papel de cocina, luego pasar las hojas por la batidora durante unos minutos hasta reducirlo a una pasta con textura de ungüento, si resultara demasiado seco, se añaden unas gotas de agua de rosas o manzanilla tibia.

Extender el compuesto sobre una gasa y apoyar el emplasto sobre los ojos inflamados, manteniéndolos cerrados. Dejar actuar el compuesto durante ½ hora y repetir durante varios días, usando cada vez perejil fresco.

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