sábado, 27 de marzo de 2010

Fiestas de Primavera

“En primavera, cuando el agua de los ríos fluye por los canales y a lo largo del huerto sagrado de las vírgenes, abre la flor de los manzanos, y otra flor asalta los sarmientos de la vid en la sombra de las hojas…” (Stesicoro –de “Como el viento del Norte”)
Vuelve la primavera, como una promesa cumplida, tiempo de renacimiento y despertar, días más claros y largos, colores que despiertan nuestros sentimientos y pasiones, todo se siente más profundo, cada cosa llega a nosotros más penetrante.
Desde antiguo los hombres han mirado las cosechas y rebaños deseosos de obtener sus frutos, hoy, presos del asfalto, apenas nos paramos a pensar en el significado del renacer de la tierra y todos los cultos que alrededor de ese misterio surgieron en nuestro pasado.
Continúan en distintos lugares celebraciones en honor de esta estación, en nuestra tradición, la semana santa, pero si miramos más detenidamente, podemos ver a través del velo decorativo e histórico que detrás subyacen otras celebraciones y culturas, ritos y sacrificios paganos.
En los albores
Entre las fiestas más antiguas se encontraba “Tammuz”, ceremonia característica de la religión babilónica, que celebraba cada primavera el nacimiento de Tammuz, dios de la vegetación, mientras que en otoño se celebraba su muerte.
En Atenas, se desarrollaban con gran fausto las “Targelias”, fiestas de purificación en honor de Apolo, dios que presidía la maduración de los frutos, tomaban el nombre de un recipiente especial (“thargelos”) que servía para ofrecer las primicias al dios.
“Delfinias”, eran fiestas atenienses en honor de Apolo de Delfos, y coincidían con el comienzo de la estación nautica.
Las “Yarilias”, eran tradicionales ceremonias primaverales de los pueblos eslavos en honor de Yarilo, dios del amor de la primavera y la fecundidad.
“Ostara” es una de las grandes festividades de la Rueda o Cruz del Año en la mitología Celta, se celebraba durante el equinoccio de primavera, alrededor del 21 de marzo (en el hemisferio norte), marcaba el fin del invierno y el comienzo de la época de renacimiento, Ostara es el nombre de una divinidad germánica de la primavera.
Entre las fiestas más significativas, en Roma, se encontraba la de “Argea” que se desarrollaba en presencia del pontífice, del pretor y todos los ciudadanos, las vestales desde lo alto del puente Sublico, arrojaban al Tíber veintisiete fantoches, tantos como eran los barrios de Roma, pidiendo al río que no inundara la ciudad.
Existía también la fiesta “Cerialia”, dedicada por los romanos a la diosa Ceres, que duraba siete días y durante ellos debían abstenerse de tomar vino, y debían comer sólo por las tardes.
“Florala”, eran las fiestas romanas en honor de la diosa Flora, las mujeres se ponían hábitos de tonos vivos y adornaban la casa con ramos.
“Fordicidia”, eran ritos propiciatorios practicados por los ciudadanos de la Urbe en honor de la diosa Tellus, que protegía contra la carestía y aseguraba la fecundidad de los animales y los campos.
“Liberalia”, se desarrollaba en Roma el 17 de marzo y se caracterizaba porque los jóvenes se vestían con toga viril, en la ocasión las ancianas coronadas de hiedra, ofrecían a los paseantes panes de harina, miel y aceite. Se celebraba en honor de Baco (Dionisos griego), que la compartía con Deméter, por lo que se encendían antorchas en recuerdo de la búsqueda de su hija Perséfone (diosa de la primavera), raptada por Hades.
Las fiestas más extrañas eran probablemente el ”Festival de exaltación de Cibeles”, finalizaba la festividad con una procesión en la que la imagen de la diosa, con una cara tallada en piedra negra, era conducida en un carro de plata hasta el río Almo, en cuyas aguas se bañaba, las mujeres con vistosas vestiduras blancas y floridas coronas iban cubriendo el suelo por donde pasaba la diosa de pétalos.
Una fiesta muy ancestral, en otra parte del mundo, era la “Ipaina”, solemne rito de la religión mexicana indígena, dirigida por Huitzilopochtli, señor de las mieses.
La fiesta de las madres
Entre tantas fiestas no se olvidaban de las madres de familia, así la fiesta de la madre tiene más de 2.000 años de antigüedad, a ellas se dedicaban las “Lucinia” o “Calendas de marzo”, fiesta de la mujeres casadas o Matronalia, ritos primaverales dedicados a Juno Lucina, protectora de la madres jóvenes, los esposos hacían regalos a sus mujeres y se celebraban banquetes.

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