sábado, 29 de mayo de 2010

UNA PICADURA ENTRE FLORES

“…Y llenas de abejas las flores sale del seto un leve susurro” (Pascoli – “Nuevos pequeños poemas”)
El buen tiempo, además de los alegres colores y perfumes de las flores, trae también el característico sonido de muchas especies de insectos que parecen despertar de nuevo y recordarnos con su vuelo ligero y sus sonidos que ellos también forman parte de la primavera.
Avispas, abejorros y otros insectos, de la familia de los himenópteros, con su alegre zumbido, revolotean por las flores, y tal vez, por temor, a veces nos pican, cuando ven desde su perspectiva nuestra mano moviéndose por el que consideran su terreno.
Aunque son especies que se parecen, sus aguijones tienen peculiaridades, así el de las avispas es cónico y liso, y el de las abejas, provisto de pequeños ganchillos como arpones. El poder de sus venenos, inyectados con el agujón, depende de distintos factores, la alimentación del insecto, la estación y su sensibilidad, por ejemplo la abeja que muere cuando utiliza su aguijón, sólo lo emplea para defenderse.
Peligrosos venenos
Las picaduras pueden ser dolorosas pero el peligro esta en las sustancias tóxicas inoculadas con las punción, el veneno es segregado por diminutas glándulas situadas junto a la base del aguijón, la sustancia tóxica está formada por tres compuestos diferentes: hialuronidasa (que aumenta la permeabilidad y acceso a los tejidos vecinos), histamina (que desciende la presión de la sangre y aumenta la permeabilidad e los pequeños vasos) y 5-hidroxitriptamina (sustancia todavía no muy conocida que provoca aumento en las pulsaciones del corazón).
Los síntomas causados por la picadura de un himenóptero pueden variar desde un banal efecto inflamatorio local, con enrojecimiento y tumefacción dolorosa, a un proceso más generalizado que llega a todo el organismo, cuando existen reacciones alérgicas a la picadura, por eso hay que actuar con rapidez, si se trata de una avispa o abejorro, el aguijón casi siempre ya habrá sido extraído, pero si es una abeja, hay que localizarlo y extraerlo delicadamente.
Es preciso aplicar, además, en la parte de la picadura emplastos de amoniaco diluido o permanganato de potasio, y si no baja la hinchazón ir al médico para que suministre otros fármacos adecuados.
Antídotos vegetales
Cuando se realizan trabajo en el huerto nos exponemos a la eventual picadura de uno de estos insectos, y si no existiera la posibilidad de acudir a una farmacia, podemos recurrir a la naturaleza y hacer una cataplasma sencilla y segura para paliar los efectos de una picadura.
LA RECETA:

Emplaste de menta
Elegir 2 piedras, una ancha y aplastada y otra pequeña y esférica, recoger luego un puñado de hojas de menta (también valen hojas de tomillo, salvia, albahaca o lavanda, con iguales resultados). Después de haber apoyado las hojas sobre la piedra ancha y plana, aplastarlas con la piedra pequeña, hasta reducirlas a pasta. Aplicar la sencilla pomada en el punto dolorido con un leve masaje. Cubrir todo con una hoja de morera o de un árbol frutal cualquiera (excluida la higuera), o con una hoja de lechuga o de col. Vendarse con un pañuelo y dirigirse a la farmacia más próxima para una cura más oportuna.

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