martes, 21 de diciembre de 2010

COMO LOS ÁRBOLES DE NAVIDAD

“Porque a la tarde podrá verte, amor, y asistir todavía a aquel maravilloso espectáculo, también al atardecer, con el que muere el día, me produce un dulce placer.” (Anónimo – De “Antiguas líricas japonesas”)

Vuelve la Navidad, cada vez es más frecuente encontrar pinos luminosos y adornados en las ciudades y en muchas casas, una costumbre que arraigó en nuestra cultura, y ahora es también algo nuestra, a pesar de sus orígenes de leyenda nórdica.

Podemos indagar en las leyendas sobre el árbol de navidad y finalmente encontrar que el árbol representa un culto muy arcano a las plantas, cultos paganos de adoración y sacralización de todos los elementos de la naturaleza, entre ellos los árboles.

Los druidas de Europa central celebraban la conmemoración de uno de sus dioses, Frey, dios del sol y de la fertilidad, adornando un árbol, en fechas próximas a la celebración cristiana de la navidad, éste árbol era llamado “Árbol del Universo”.

Un árbol que brilla en un bosque, ¿de quién fue la primera idea?, los alemanes se la atribuyen a Lutero que, según cuentan, adorno una fría noche con velas un abeto, pero parece que se trata, como tantas veces, de poner una capa de religiosidad contemporánea a costumbres paganas mucho más antiguas.

Pero, posiblemente, no hagamos más que imitar una vez más a la Naturaleza, quizá fue un árbol en un bosque el que inspiro la tradición, cuando sobre él se posaron brillando intermitentemente unas luciérnagas. (Foto de luciérnaga a la izquierda)


El lenguaje de amor de las Luciérnagas

Este misterioso y atractivo insecto, el “Lampyris noctiluca”, pertenece a la familia de los coleópteros y se caracteriza por la intensa fosforescencia intermitente que emite, la luciérnaga hembra brilla con una clara función sexual invitando al macho a la parada nupcial; su órgano luminoso esta en la parte ventral del abdomen y varía en posición y magnitud según el sexo y la especie, aunque la fuente de luz siempre es más visible en la hembra.

Cuando comienza el cortejo se suceden códigos de luz entre ambos sexos, con complicadas señales que varían en intensidad, color y ritmo, y cada macho de la especie es atraído por una sola hembra.

El espectáculo de luces entre los árboles resulta más impresionante cuando junto a las luciérnagas se reúnen unos grupos de insectos conocidos como “Phrixothrix” que también pueden brillar, los cuerpos des sus hembras son como los de las orugas, pero poseen once placas forescentes a los lados del tórax y el abdomen y llevan sobre la cabeza una especie de farolillo rojo. (Foto de Phrixothrix a la derecha)


Un reclamo de amor

Hay también unos insectos, llamados Lampíridos del género Colopholia, que viven en las zonas del trópicos y sobre todo en Birmania, que se reúnen, según el sexo, en diferentes árboles y comienzan a emitir sus propias señales luminosas con un sincronismo impresionante.

Cada árbol se enciende y se apaga lleno de machos de la especie y como una respuesta desde el árbol vecino las hembras responden de igual forma.

El bosque se transforma y podría decirse que allí de forma natural se ilumina con formas que recuerdan nuestras imágenes navideñas.

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