jueves, 3 de febrero de 2011

ROSA, ROSAE, ROSARUM

“Rosa de zarza, que ríes en la rama punzante sin ser vista por la montaraz que pasa jacareando y que te llama rosa canina;…”. (G. Pascoli, “Rosa de Zarza” de Myricae)

En uno de los idiomas más precisos del mundo, el latín, se enseñaba en la antigua escuela, la primera declinación con el ejemplo de una rosa, según el significado y en virtud de la situación en la frase, la rosa, se nombra de diferente manera, hoy, este idioma es una lengua muerta, aunque prevalece su legado tras la patena de muchos de los idiomas más hablados del mundo, como el castellano.

Un nombre evocador

Para nosotros decir rosa es decir un color, un aroma, frescura, amor…, su nombre es capaz de transmitirnos sensaciones muy positivas, pero en otros lugares, ¿qué nombres toma la flor que es la reina por excelencia en el mundo botánico?

En griego se denomina “rhodon”, en celta “thos”, en el dialecto de Borgoña “reus” y en lengua valona “roz”.

Rosa, como la llamamos en castellano es el nombre de esta flor en provenzal, italiano y portugués, en francés se convierte en “rose” y en alemán y en inglés se escribe de la misma forma.

En polaco su nombre suena como “rôza” en ruso “rocza”, en albanés “rozë”, en checo “rouze, en eslovaco y croata “rhosha”.

Los holandeses la conocen como “roose”, en Irlanda y Bretaña es “ros”.

Las lenguas orientales la denominan con una raíz fonética diferente, en lengua Persa es “vrada”, deriva de “vrad” palabra de una lengua muy antigua, el sánscrito, en árabe es “وردي

En hebreo se denomina “chabalstseketh”, pero en definitiva está presente en tantos lugares y lenguas que puede considerarse su universalidad como flor, una de las razones que la convierten en regente de un reino intemporal y tal vez eterno.

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