jueves, 8 de septiembre de 2011

LA ENIGMÁTICA FLOR


“Aunque es verdad que hay plantas y flores un poco tontas e infortunadas, no hay ninguna enteramente privada de sabiduría e ingenio. Todas se esfuerzan en cumplir su obra; todas tienen la magnífica ambición de invadir y conquistar la superficie del globo, multiplicando hasta el infinito la forma de existencia que ellas representan” (Maurice Maeterlink, “La inteligencia de las flores”).


Discutir sobre el sexo de los ángeles, o si los animales tienen alma eran verdaderos quebraderos de cabeza en el pasado, todo eso, hoy día, parece muy superado, y el hombre se plantea otros enigmas, como la vida en el universo, el big-ban o los universos paralelos, esas disquisiciones que hacen trabajar la mente son una de las cosas que nos distinguen de los animales que contemplan plácidamente su entorno y se conforman con que les sea propicio viviendo el momento presente, o al menos eso pensamos sobre ellos, aunque cada día se comprueba con experiencias y estudios que la inteligencia de los animales es muy completa en algunas especies, lo que no deja de ser inquietante dado el trato poco ético que reciben en muchas ocasiones de nosotros.

Hablamos de la memoria de los elefantes, de la inteligencia de los pulpos, de la simpatía de los delfines, pero ¿y las plantas? ¿son a su manera inteligentes? ¿Podemos decir que son astutas como un zorro o que tienen algo más que instinto?

Posiblemente si, la experiencia que es el laboratorio de la vida animal y vegetal nos muestra comportamientos muy sutiles, que pueden llamarse “inteligentes”.

Lucha por la supervivencia

Las plantas se reproducen por medio de semillas que caen de ellas o son llevadas con la mediación de insectos o del viento a lugares en los que pueden germinar, pues bien, hay plantas que no se fían de la colaboración de los elementos y “defienden” personalmente sus semillas, un ejemplo es la “Impatiens noli-tangere”, (foto a la derecha) cuyos portasemillas explotan lanzando lejos los granos de semillas para que lasnuevas plantas puedan crecer lejos ya que necesitan espacio para desarrollarseindividualmente.

Igual que la anterior hace la “Amapola”, que en la corola contienen miles de pequeñas semillas que si cayeran juntas al lado de la planta no germinarían por falta de espacio, por eso la cápsula de la amapola, en el momento de la maduración, se agita al menor soplo de viento haciendo que las semillas caigan lo más lejos posible, haciendo así que muchas semillitas tengan la posibilidad de sobrevivir y germinar.

Otras plantas confían sus semillas al viento, éstas cuentan con pequeños muelles que hacen que los granos se fijen en la tierra, o incluso tienen “hélices” para hacer volar las semillas, como en el caso de los “Arces” y el “Tilo”, o pequeños “paracaídas” como el “Cardo”, la “Achicoria” o la “Saxifraga” (foto a la izquierda).

Bailes y Danzas

Se pueden considerar “inteligentes” los movimientos que realizan otras plantas, como las “Esparceta Oscilante o Hedysarum girans” procedente de Brasil, que ante los estímulos de la luz, danza rítmicamente con su follaje, variando en intensidad el movimiento según el cielo esté despejado o cubierto de nubes, reaccionando como un fotómetro o medidor de la luz.

La “Dionaea” y la “Drosera”, plantas carnívoras, también utilizan cierto ingenio para atraer a los pequeños roedores o insectos que ingieren.

Trampa de amor

Las corolas de la “Salvia Común”, en el momento de la maduración del polen, ponen en marcha una práctica “trampa de amor” que consiste en destilar néctar en su delicada corola para atraer a los insectos, al mismo tiempo, dos estilos se elevan para cerrar el paso a la garganta de la corola, en la punta de estos se encuentra una ampolla llena de polen que hace contrapeso con otra pequeña colocada en la extremidad opuesta del estilo, cuando el insecto es atraído a la flor empuja con la cabeza las ampollas para alcanzar el deseado néctar provocando el balanceo de los estilos que al oscilar golpean al insecto con las ampollas de polen, llevándose al salir los costados llenos de semillas, volviendo la flor a preparar la “trampa” para un nuevo visitante.

La segunda parte de la polinización se realiza en otra flor donde el pistilo espera ser fecundado por el polen que trae en sus costados el insecto, cuando el insecto viene “cargado de polen” el pistilo se alarga e inclina cerrando el acceso a la corola, el insecto para poder chupar el néctar pasa bajo el arco formado por la bifurcación del pistilo que roza los costados del insecto cubiertos absorbiendo los granitos fecundadores que quedan en la planta que asegura así su reproducción.

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