lunes, 24 de octubre de 2011

LA ANTIGUA BEBIDA PREFERIDA POR BACO


“…Dorado se acoge el sol en tu largo racimo suave: dorada la alegría, y dentro de las bruñidas copas todo cuidado en rayos de oro se vuelve”.

(Giovanni Pascoli: “La vid y la col”, de Myricae)


La vid que llena los campos de gran parte de España y los embellece, en Andalucía, da lugar a bellos campos de tonalidades verde manzana que extienden por el aire un dulce y misterioso perfume, a pesar de que las plantas parecen no tener flores, estás, pequeñas y mimetizadas por su color, extienden al viento su suave pero penetrante aroma.

Los poetas siempre se han sentido inspirados por la vid, su mitología, sus bellas ramas y dorados racimos, convirtiendo sus emociones en hermosos versos y baladas que alaban su belleza y beneficios.

También la vid es la antigua bebida preferida por Baco que según los poetas se embriagaba con su néctar, cuentan las leyendas que el néctar al beberlo proporcionaba un dulce olvido que descansaba la mente y los corazones.

El poeta griego Anacreonte dijo del vino: “Quiero de Baco y de mi amiga tener la menta llena y enardecer el pecho… Venga a su tiempo la muerte. Yo quiero divertirme, quiero reír, quiero saltar hasta el último momento con Baco y con el Amor”.

Otros poetas latinos como Tíbulo y Ovidio también sucumbieron a la llamativa vid y su fruto, el vino, y hablaron sobre él, el primero consideró el vino enemigo del amor, Ovidio lo convirtió en cómplice de la seducción, así dice el poeta: “Arrebátale la copa que fue tocada por sus labios y bebe de aquella parte de la que ella bebió”.

También Dante canto las virtudes de la vid: “Mira el calor del sol que se hace vino cuando llega el jugo que la vid destila”.

Quizá todos tienen razón, el vino con mesura provoca sensaciones que ayudan al amor, y en demasía es perjudicial para todos los momentos, todavía sus palabras tienen actualidad en nuestros días.


Los romanceros medievales

En esa época a veces oscura de la Edad Media, el vino era una compensación a las muchas penalidades de la vida, hay un canto anónimo francés que dice: “Bebe la señora, bebe el señor, bebe el clérigo y bebe el arquero, bebe éste y bebe aquélla, bebe el siervo con la criada, bebe el hermano y la hermana, bebe también la abuelita, beben ciudades, beben los pueblos, beben cien, beben mil”

El vino daba olvido, daba gozo, alegría temporal y camaradería, así podemos leer en Rousseau “El vino provoca a veces disputas pasajeras pero unas duraderas amistades”.

El vino es una bebida sin duda reforzante, que tomada en su justa medida proporciona entusiasmo y establece atmósferas de cordialidad y alegría, muchas ceremonias rituales están unidas a este exaltado líquido y hay un gran folklore basado en él, muchos pueblos encuentran en el vino su expresión, entre otros las fiestas del vino de Jumilla (Murcia), que con ellas quiere difundir la cultura del vino haciendo su fiesta de la vendimia en la que se ofrece vino en las fuentes del pueblo en lugar de agua.


Cantos populares

Hablar de los poetas que han cantado al vino es interminable, los cantos de sus baladas están en nuestra memoria colectiva con toda su diversidad y se extienden a lo largo del mundo.

Así canta Tito Fernández: “Que linda la uva, allí en la parra, y en vino generoso, en mi poema, un racimo, jugoso, para el hombre que canta y una copa de amor para tu pena”

Antonio Machado dice de él: “Y nada importa ya que el vino de oro rebose de tu copa cristalina, o el agrio zumo enturbie el puro vaso...”

Manuel Machado, su hermano también canto al vino: “Vino, sentimiento, guitarra y poesía, hacen los cantares de la patria mía…”

Para terminar una canción popular de Almería que cantaba mi padre: “A la flor de la uva la abejita va, cuidado, la niña, que te picará…”

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